Josep Grau

La aventura de hacer vino

Josep Grau Viticultor es el gran proyecto de vida de Josep Grau, una vuelta al campo que le vio nacer y con el que ha emprendido un nuevo camino, recuperando una energía que no había encontrado en otros lugares y con otros proyectos.

Hace los vinos que le gustan. De estilo alejado de modas, gustos de prescriptores o tendencias y busca en ellos una autenticidad profunda y muy ligada a la esencia: está convencido de que se puede hacer un vino excelente con muy poco, sin artificios y respetando el lenguaje natural de la viña.

LA VIÑA

Viñedos que transmiten emoción

Cada uno de los viñedos que hemos ido sumando al proyecto tienen su propia personalidad y se trabajan como el tesoro que constituyen para la bodega: respeto máximo por la planta, la ecología, la conservación de la biodiversidad y el manteniendo de su pureza. Todo el viñedo lo trabajamos en ecológico y practicamos también algunas labores de agricultura biodinámica.

En la bodega, apostamos por mimar la uva del mismo modo que cuando está en la viña. Tratamos de preservar el mensaje de la tierra, de esos viñedos singulares, cada uno con una personalidad propia y forjada a través del tiempo y del trabajo.

LAS BODEGAS

El primer paso: Montsant, en busca de la esencia

Fue en la comarca del Priorat donde encontramos el motivo para iniciarnos en este proyecto, primero, observando y después, en 2003, comprando la primera viña en el municipio de Capçanes.

La diversidad de suelos y territorios en esta zona, fue lo que nos atrajo por el potencial que ofrece para elaborar vinos diferentes. Con el tiempo, fuimos incorporando fincas que íbamos adquiriendo de viticultores que ya no se querían dedicar a la viña, normalmente, viñedos viejos plantados con garnacha y cariñena.

Priorat, la culminación de un sueño

Priorat es la joya de la corona, el comienzo de una nueva aventura, con la mirada puesta en extraer la máxima expresividad de cada parcela.

Atraídos por ese magnetismo y con la vocación de hacer vinos de clase mundial, comenzamos en 2016 comprando una casa del siglo XVII en Gratallops y seis hectáreas de viñas divididas en cuatro parcelas, con las que pusimos en marcha un nuevo proyecto para elaborar vinos fundamentados en la finura y la delicadeza, un estilo que es marca de la casa.

La vocación por los vinos auténticos, despojados de cualquier aditivo y apegados a la viña es lo que nos define: respeto por la naturaleza, vinos sinceros, con identidad del territorio y capaces de transmitir la fuerza del paisaje.